Isla de Santa Clara en San Sebastián

La Bahía de la Concha de San Sebastián es conocida en todo el mundo. La gente conoce sus playas, sus montes, el palacio Miramar, y por supuesto, la isla de Santa Clara.

La isla se encuentra en el centro de la bahía, flanqueada por los montes Igeldo y Urgull, es difícil de ignorar, aunque depende de en qué lugar de la bahía nos encontremos, más que una isla parece un monte pegado a Igeldo. Nada más lejos de la realidad.

Cómo llegar a la Isla de Santa Clara

La isla, que no es muy grande, puede visitarse sin problema, las Motoras de la Isla tienen un servicio continuo que lleva a turistas y donostiarras hasta Santa Clara, ya sea para pasar el día en ella, para recorrerla y observar otra perspectiva de la ciudad, o para visitar la obra Hondalea situada en el faro.

Eso sí, las motoras solo funcionan de Semana Santa a octubre, el resto del año, si queremos llegar a la isla deberemos hacerlo por nuestra cuenta, ya sea nadando o alquilando una piragua o similar (a menos que seamos lo suficientemente afortunados de tener nuestra propia embarcación).

Bajando por unas escaleras al lado del faro, encontramos este mirador.

¿Cómo se llama la isla que hay en la bahía de San Sebastián?

A pesar del reducido tamaño de la isla, esta contiene muchísima historia, de hecho la isla se llama así, Santa Clara, por una antigua ermita situada en lo alto. Tras la ermita se colocó un convento de clarisas y también hubo un cementerio, donde se enterraba a los no católicos, pecadores y suicidas.

También se usó como lugar de cuarentena, sobre todo para la peste y los marineros que tras meses viajando por países exóticos regresaban a casa. Hasta 1813 estuvo fortificada con cañones y formó parte de las defensas de la ciudad. Incluso contuvo una granja de conejos que tomaron control de la isla.

Hoy en día los dos únicos edificios que hay, el bar y el faro, son relativamente modernos. El faro se colocó en 1864 y durante 100 años fue la casa de diferentes fareros y sus familias. En 1964 el faro se automatizó, por lo que ya no había necesidad de farero, y la isla pasó a ser lugar de recreo, de ahí el bar, las duchas y los caminos que recorren la isla en la actualidad.

La isla de Santa Clara un entorno natural protegido

De todas formas, de todos los usos anteriores no queda ningún resto a simple vista, ni se han hecho prospecciones arqueológicas para buscarlos. Si sabemos de estos usos es por crónicas de diferentes épocas, mapas antiguos, etc. La razón para no buscar restos arqueológicos no es por falta de ganas, sino por proteger a los habitantes de la isla.

Y es que la isla es un entorno protegido, por eso no se puede hacer fuego, ni llevar animales, ni acampar. La flora, pero sobre todo la fauna, son muy especiales. En la isla se encuentra una importante colonia de 100 parejas de gaviotas patiamarillas. En los acantilados de la cara norte tienen sus nidos y a principios de verano está la isla llena de crías de gaviota, a las que es mejor no acercarse si no queremos ser atacadas por las madres.

La lagartija ibérica de San Sebastián

Pero sin duda, el habitante más especial es la lagartija. En la isla vive una subespecie de la lagartija ibérica común que podemos encontrar en todo España: la lagartija ibérica de San Sebastián o lagartija de la Isla de Santa Clara, cuyo nombre científico es Podarcis hispanicus sebastiani. Esta lagartija es el único vertebrado exclusivo de todo el País Vasco y también podemos encontrarla en Urgull, donde convive con otras especies de lagartijas. Nuestra lagartija es algo más grande que la lagartija común y presenta colores más intensos al haber evolucionado sin competidores y en un entorno aislado. Así que, si vais a la isla un día soleado, os invitamos a buscar estos pequeños lagartos, en la zona del faro es fácil encontrarlos al sol.

Un par de lagartijas de la isla al sol.

El mirador de Santa Clara: las vistas de las ciudad

A la isla también podéis ir, como ya hemos comentado, a ver una perspectiva diferente de Donosti, desde el muelle se ven perfectamente el palacio Miramar y las playas. En el mirador justo encima del bar veréis el monte Igeldo y el Peine del Viento de Eduardo Chillida.

Desde el faro tenéis una vista espectacular del monte Urgull y el puerto, y desde la cara norte tendréis el mar y el horizonte infinito frente a vosotros. Como véis, puede ser una buena opción ir a la isla y ver San Sebastián de un ángulo diferente.